(Por Manuel Guerrero Cabrera)
En las primeras páginas de …Y más allá de mi
vida (Cuadernos del Laberinto, 2016), Guinnevere A. Nash, que firma el
prólogo, nos avisa de que, pese a estar en el mundo en el que estamos, este es
un libro de amor. Probablemente el amor sea una de las pocas cosas de la vida
por la que no hay que alertarse, sino entregarse totalmente a él, para que
digamos con Neruda, que también se cita en los compases iniciales del prólogo,
que «nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos», porque el amor es para
quienes están enamorados. Además, si es un libro que celebra el amor desde el
primer poema, con mayor motivo:
Hoy bendigo
tus enfermedades.
Y las mías.
La vida, la vida entera
es una gozosa enfermedad.
Jaime Alejandre (Las Huelgas, Burgos, 1963)
ha escrito más de una veintena de obras en distintos géneros, entre las que
destacamos Fugu
y El cumpleaños
en novela; El
alfabeto matemático, Bulevares y cRuentos en
relato; Patera-Tierra
y Casa con jardín
en teatro; Espectador
de mí, Los
héroes fatales, Derrota
de regreso y la antología Los versos del
capitán Jaime Alejandre en poesía; también tiene una obra infantil y ha
sido traducido al árabe y al alemán y editado en braille; pero su relación con
los libros no acaba aquí: es socio de ediciones Evohé y codirige la colección
de libros de viaje «El Periscopio» y la de literatura heterodoxa
«Intravagantes», y dirigió la colección de poesía «Hazversidades» de Cuadernos
del Laberinto.
Como decíamos, estamos ante un libro que celebra el
amor, para el que muestra su importancia, el alcance de su existencia, que
rompe las reglas del tiempo de un mundo que ya no pertenece a los enamorados:
Pero como al tiempo lo detuvo
mi lengua en tu boca, mis ojos
en tu espalda, mi vientre contra el tuyo,
entonces el mundo, unánime y herido,
miró hacia otro lado y se hizo el loco.
Y si en la ausencia el tiempo sigue adelante, lo
mejor es olvidarlo: «y lo entierro junto al prescindible / almanaque de los
días / que yo no estoy contigo». También el amor transgrede las normas
del espacio hacia la ubicuidad: «eres mi abismo, mi horizonte, / mi hondón, mi
superficie», porque todos los caminos conducen al amor «por la senda que eres
tú».
En efecto, discurrir el tiempo y estar en todos los
lugares consigue que Jaime Alejandre, el poeta enamorado, obedezca al único
credo del Te amo, dos palabras que consiguen guardar todo el mundo, todo el
universo, como si de un Aleph borgeano se tratara.
Decir te amo. […]
Pero es ya mi única verdad
de la pareja yang y ying,
y de la trinidad perfecta; verdad
por sus cuatro costados, las tres
dimensiones, los cinco sentidos y los cinco
preceptos coránicos, los siete mares y los once
mandamientos, los cuatro puntos
cardinales y los siete pecados capitales.
Te amo. Esta afirmación implica al tú (te) y al yo
(amo). …Y más allá de mi vida tiene este doble sujeto como hilo conductor del
amor que se expresa, que puede concluir en un nosotros («Serme y serte.
Sernos»), aunque en la mayoría de las ocasiones prefiere establecer la
identificación entre ambos, entre tú y yo. Son numerosos los ejemplos que
Alejandre nos muestra, partiendo desde los títulos de las dos secciones del
poemario: «Quererme a ti» y «Quererte a mí».
Ser yo es ser tú, dejar atrás mis vacíos.
(«Si mi lentitud no es la tuya…»)
Yo me vivo
de amor por ti, me vivo
de vivirme y que mi cuerpo
sea vuelo con el tuyo.
(«"Me muero de amor", dicen»)
Sabes a ti, y a mí tú sabes,
que es uno el cuerpo, una la vida,
alcanzada al fin la plenitud
de ti, de mí, que prevalece.
(«Sabes a tabaco y a café»)
Un buen número de poemas se construyen sobre una
serie de imágenes determinadas, unidas por cuestiones semánticas habitualmente,
lo que implica cierto juego poético que llena de metáforas este libro:
sustantivos y verbos relacionados mediante expresión de la posesión en «Si mi
lentitud no es la tuya, me detengo», la ciencia en «Que el tiempo se pare y
eche a andar», el cine en «Un amor de película». lo bélico en «Prisionero de
paz, tú me desarmas» o la situación social y económica en «Mi tristeza está en
el paro»:
Así mi única opción es hoy lanzarme
a tu boca que ya sé
que dice siempre más
de aquello que pronuncia
y desequilibra los mercados
de las gentes que ignoran
que invertí en tu amor
mis últimas opciones de futuro.
Mientras tanto, nosotros nos lanzamos a los versos
de …Y más allá de mi vida, en los que Jaime Alejandre se entrega de lleno al
amor y nos seduce con sus imágenes cercanas y todo un despliegue de
identificación de los enamorados, perfectamente resumido en los dos versos
finales del libro:
No estoy en ti. Soy ti.
No soy tuyo. Soy tú.
Jaime
Alejandre: …Y más allá de mi vida. Cuadernos del Laberinto, 2016. 88 pp.